El cuento del gran señor Don Kikiriki, Juan justo y Pedro travieso
Se trataba de un lugar paradisíaco para la vida de las aves, el clima era perfecto pues era muy fresco y sombreado en los momentos mas calientes del día y lo suficientemente cálido para amortiguar el frío de las noches. En los alrededores existían muchas hierbas de tiernas hojas suculentas y apetitosas además bastaba con remover ligeramente la tierra para acceder a las raíces de muy buen sabor. En las partes altas los nichos y escaleras brindaban una muy buena ubicación para un descanso placentero durante el sueño diurno y nocturno y como si fuera poco, con puntualidad inglesa, el suministro de alimentos concentrados, agua, vitaminas y medicinas llegaba sin falta. En fin ¡que mas se podía pedir! si todo estaba allí en suficiente cantidad y al alcance.
Don Kikiriki, el gallo poderoso de ese corral, individuo de mucho porte, dotado por la naturaleza y el avance en la ciencia genética con características envidiables para los demás, que con su sola presencia impone respeto y control sobre las actividades de todos los demás miembros de la comunidad quien, no se entiende por qué, era el preferido para el apareamiento con las hembras.
Juan justo, pollo casi qué gallo, debilucho pero de gran determinación hacia la supervivencia, trabajador humilde al que le cuesta mucho mas lograr las cosas que desea, con un poco mas de la humildad que brinda la sabiduría y el pensamiento creativo.
Pedro travieso, recién estrenado gallo, iluso soñador, bohemio, cantante aficionado y de talento no confirmado quien quiere todo lo bueno que la vida les brinda pero sin atreverse a comprometerse en el esfuerzo para lograrlo.
He aquí que en una mañana primaveral, queriendo Don Kikiriki aparearse con
Chela, la otrora gallina mas apetecida, esta le increpa y le reclama porque últimamente la ha tenido olvidada y menospreciada mientras que a las otras le ha brindado muchas atenciones y deferencias.
Pero bueno ¿que es lo que te pasa?, le pregunta Don Kikiriki, acaso no te es suficiente con que hoy me acuerde de ti y quiera darte lo que sé que quieres que te de.
¡Ah! con que eso es lo que piensas, pues déjame decirte que aunque seas el mas buen mozo y poderoso de este corral, ya estoy cansada de tus desplantes y de tus amoríos con las demás así que mejor te vas acostumbrando a no volver a estar conmigo.
Jajá jajá, se burlaba Don Kikiriki, eso sé que será mas doloroso para ti que para mí así que mejor es que te bajes de esa nube y te calmes y como hoy me siento de buen humor te dejaré tranquila por lo pronto, para darte oportunidad de reflexionar, mírate, fíjate que ya no eres joven ni estás tan buena como para que me moleste tu reclamo.
Ya veras que seré capaz de conseguirme otro gallo que me quiera, le replico chela, al que no le importen las demás y que siempre esté conmigo. Por si no te has dado de cuenta ya no eres el único con capacidad en el corral y aunque los otros no sean tan buen partido, mas vale maloso que te quiera que buenazo que te deja.Seguía riéndose Don Kikiriki mientras caminaba pomposamente alejándose de chela pero en su interior algo le decía que debía estar atento, que como que algo estaba cambiando en el corral y que ya había llegado la hora de revisar las cosas para poder mantener el status en donde el era la cima. Será que tendré que vigilar a los prospectos (Juan justo y Pedro travieso), molestarlos y fastidiarles la vida para que se subordinen a mis deseos, jumm ya veremos.
Y fue así como Don Kikiriki comenzó a molestar en todo lo que podía a Juan justo y a Pedro travieso, aquello se convirtió en una guerra sin cuartel, los picoteaba, los humillaba y ni siquiera los dejaba comer en paz. Muy a menudo el amo del corral debía intervenir para separar a los combatientes para tratar de mantener un poco de tranquilidad y como esta situación, se estaba repitiendo con mayor frecuencia decidió separarlos definitivamente dejando a Juan justo en una jaula al igual que a Pedro travieso mientras que a Don Kikiriki lo dejó libre junto con las gallinas.
Desde su jaula, Juan justo le preguntó a Don Kikiriki, ¿Por qué te ensañaste conmigo cuando nunca fui tu competencia en nada, si ni siquiera tenía tiempo de fijarme en otras cosas que no fueran de la rutinaria lucha por sobrevivir y conseguir lo poco que he logrado?
A su vez Pedro travieso también le hace la misma pregunta y le puntualiza: pero si yo mas bien estaba pendiente de disfrutar la belleza de la vida, de cantar y procurar no meterme nunca en camisa de once varas.
Don Kikiriki, con una mirada despectiva, les muestra su indiferencia aparente hacia sus situaciones y se limita a descargarles una risotada burlona.
No pasaron muchos días cuando de repente, aparece el amo y atrapa a Don Kikiriki, amarrándolo por las patas y colgándolo de un palo cabeza hacia abajo, de igual manera hace lo mismo con Juan justo y Pedro travieso a quienes cuelga a cada lado de Don Kikiriki mientras que de no se sabe de donde, aparece en el corral un nuevo prospecto muy joven y mejor dotado que el mismísimo Don Kikiriki.Mientras el amo está afilando el cuchillo degollador, Juan justo y Pedro travieso le dicen a Don Kikiriki : Mírate, he aquí que al igual que nosotros, correrás la misma suerte dentro de poco. Para mí todo ha sido una lucha y un constante esfuerzo pero al final luego de hoy descansare de todo eso, puntualiza Juan justo, en cambio que para ti la pérdida será mayor pues además de morir igual que cualquier mortal, perderás todo aquello que te hacía creer superior.
Historia original de :
Leoncho2111@gmail.com